lunes, 2 de junio de 2014

1.3 Los códices y la literatura digital

La literatura comenzó a poblar el espacio digital con lenguaje e historias. La retórica domada por el libro códice no valía para esta conquista. La supervivencia del texto en pantalla dependía de la poética y su posibilidad de forjar imágenes contundentes con el valor de la exactitud. Y al mismo tiempo, la literatura debía abandonar la pureza textual y emitirse en combinación con otras artes. Narrar en diversos planos constituidos por artes plásticas, animación, fotografía, música, diseño asociadas por la programación.
Aunque aún se busca una retórica apropiada para el medio digital y se experimenta con discursos cada vez más sofisticados y complejos, también se inicia un camino de vuelta: por una parte la literatura tradicional se impregna de los hallazgos de la literatura multimedia; por otra, lo que existe en el espacio digital cruza la frontera hacia lo real y se adapta a escenarios teatrales. La búsqueda de un lenguaje para la literatura en pantalla y de una escena real para lo multimedia son dos procesos que se cruzan en su avance zigzagueante.
En la novela, sucede la polifonía: la narración de una historia a través de múltiples conciencias. En la literatura tradicional, la polifonía existe en el texto. En la literatura multimedia, existe en el texto y también en el plano creativo. La creación de una historia se produce a través de múltiples conciencias, unidas por una misma intención artística, que, a su vez, producen un contenido polifónico. Polifonía + Polifonía = Hiperfonía.
Para lograr la fuerza creativa y la calidad que requiere la literatura (multimedia o no) el trabajo colectivo diluye la figura del autor. La hiperfonía trabaja en la visión múltiple de un universo. La participación de varios autores e intérpretes requiere de una única intención artística como elemento de cohesión y coherencia.
La literatura multimedia que se publica en la red constituye una biblioteca de incunables digitales. Tanteos donde se prueban diversas técnicas y expresiones, sin que ninguna se erija como un elemento definitivo, aunque muchas características se repiten en unos y otros: fragmentación, concisión, interacción con el lector y, sobre todo, el pliegue y despliegue del espacio y la multiplicación del tiempo. Cualidades labradas por exigencia del medio digital, pero que tienen rasgos de antiguas vanguardias, como el expresionismo que indagaba en la combinación de los géneros; el simultaneísmo que mezclaba en un mismo plano elementos disímiles en cuanto a tiempo y origen; la fragmentación del cubismo y la escritura con imágenes de los autores existenciales.

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