jueves, 29 de mayo de 2014

2.1 La imaginación en el autor

Del latín imaginatĭoimaginación es la facultad de una persona para representar imágenes de cosas reales o ideales.


Para ser escritor se debe ser ante todo un buen lector y debe conocer, al menos intuitivamente, las técnicas necesarias para provocar la emoción necesaria en el lector. Sin embargo no es suficiente para crear una obra literaria.
El escritor debe reunir ciertas características, a las que se puede denominar "naturales". Debe poseer suficiente imaginación; lo que podría parecer contraproducente, cuando es la realidad su fuente de materia prima.
No basta con trasladar la realidad al papel para crear una obra literaria. Es imposible expresar la realidad, tan compleja e infinita, en los textos literarios. Esa es una labor de la Historia o en parte también, quizás, del Periodismo.
El escritor, por el contrario, crea una imagen de esa realidad, la sintetiza y la somete a un orden controlado, conservando lo que es esencial para lograr su objetivo. El escritor se comunica con el lector a través de un idioma único: el lenguaje del alma, de los sentimientos.
La imaginación le brinda al escritor esos elementos que la realidad no satisface; lo ayuda a condimentarla, a crear situaciones que justifiquen la corriente de sentido que subyace bajo todo buen texto literario. Esta capacidad viene prácticamente desde la niñez. Un niño fantasioso, de los que inventan mentiras para justificar sus actos, puede llegar a ser un buen escritor.
La literatura es, por tanto, como en el teatro, una imitación de la realidad; y el escritor en esa representación es dramaturgo, director de escena y todos los actores. Es imprescindible que el escritor posea una profunda capacidad de mimesis. Primero porque está imitando esa realidad para convertirla en una mentira que aparenta ser real, o lo que es más preciso, para revelarla como otra realidad.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio